«LA ORACIÓN ES OMNIPOTENTE»

¡Qué manantial de gracias, de dones, de frutos y de riquezas tiene el Padre contenido en el volcán de su seno, esperando de nuestra oración sencilla, cálida y familiar, para derramarse en frutos de vida eterna...! ¡Qué grande, qué omnipotente, qué poderoso es un hombre orando a los pies del Sagrario...! Tanto que, ante él, el Cielo se abre para volcarse sobre la humanidad.